Habitada

Espectáculo escénico musical que abre el cuerpo sensible de una titiritera y revela sus dobles.
Un cuerpo desalojado, multiplicado y arrancado ¿Quién me define? ¿Qué me define? Estas dos preguntas hicieron que la artista brasilera Juliana Notari abriera su proceso creativo para revelar sus dobles, las otras Julianas que la habitan, que la soportan y comportan. El espectáculo surge del extrañamiento en ser marionetista, mujer, artista y creadora.

La artista ha detectado el deseo de partirse al medio y multiplicarse en infinitas posibilidades de la mirada, del ser, cuando todos los días te encajan en un sistema. Ella trabaja sus ojos carne para construir los ojos de objeto-marioneta. Ella desmiembra el proceso para transgredirlo. Somos una suma de elementos que nos hacen, por ejemplo, desplazarnos en el mundo. Nos relacionamos con las cosas a través de interminables minigestos poéticos que componen una acción. El gesto primario es la mirada. Es sutil, tenue, íntima. La mirada viene antes de acelerar, de la adrenalina, la persuasión. La mirada se presenta ante el deseo.

La mirada es lo que ella trata de entender para que sus títeres tengan ojos y alma. La mirada es compleja y depende no sólo de la visión. La mirada depende de la comprensión de las partes y la existencia. Este es el proceso más intangible en el animar. Ella, la titiritera se entiende, sus partes, su existencia y agrega un nuevo cuerpo al suyo, que sea extensión, que respire ar poético y anule la persona por instantes . Habitada es la construcción más allá del cuerpo. Ella es hogar, mundo, universo. Es un árbol, anima, materia expansiva. La idea surge de la extrañeza de ser titiritero, mujer, artista y creador. En concretar un mundo sensible, pero al mismo tiempo concreto. En construir y manipular el otro, y dar anima al desconocido, a la materia inerte.

Reportaje: